lunes, 4 de agosto de 2008

¿Historia Repetida?


Lo primero que debo dejar en claro, es mi nula experiencia en estos asuntos blogueros, por lo tanto, estoy sujeto a errores y espero contar con sugerencias y recomendaciones para los próximos escritos.

Hubo dos cosas que me motivaron a comenzar a escribir esto: las flores que me tiró una vieja amiga por un post cualquiera que le dejé en su muro de Facebook y cuya redacción y ortografía le llenó de gusto; y una noticia un poco tragicómica que vi en las noticas el día domingo.

Como idea inicial de este Blog, es dejar comentarios y vivencias ligadas a la mayor pasión de mi vida: el fútbol. Como para que les vaya quedando claro a aquellas personas que pudiesen llegar en algún momento a este sitio y no compartan mis gustos, la promesa de entretención no es muy alentadora.

Retomando, el día comingo ví con tristeza la forma en cómo terminó el partido de Santiago Wanderers. Si bien es cierto, no soy hincha de éste equipo, sí puedo afirmar que es un equipo especial para mí, pues Wanderers y Valparaíso (mi querida ciudad natal) son sinónimos. Es más, desde que comenzó mi gusto enfermizo por este deporte, he ido muchas más veces al estadio a ver a Wanderers, que del equipo del que me declaro hincha. Recuerdo que una situación muy parecida, si es que no fue peor, en el plano deportivo vivía Wanderers el año de su centenario, en 1992, pues al igual que en estos días, corria serio riesgo de caer al fútbol amateur. En aquel momento, eran pocas las esperanzas de salvación y eran pocos los recursos económicos y de futbolistas de calidad como para enmendar el rumbo. Recuerdo, que junto con mi papá fui a varios de los partidos en el estadio de Valparaíso y lo que llamaba la atención, era el increíble apoyo de sus hinchas: estadio lleno siempre. Un momento que aún guarda mi memoria, es el partido con Osorno (a la postre, el campeón de ese año). Wanderers ganaba 1-0 y en los últimos momentos, el entonces equipo de Jorge Garcés, empataba de tiro penal, a través de un furibundo remate de Edgardo Garcés. La desazón de los hinchas era conmovedora, muchos rezando y otros simplemente llorando. Considero que ése tipo de pasión hoy en día no se ve, o bien, se malentiende. Por mucha culpa que tenga una directiva tal vez inexperta, o un entrenador demagogo o jugadores de una paupérrima calidad, no es aceptable llegar a la agresión física, y menos, lanzar escupitajos, cuestión que para mí, es la peor agresión que pueda recibir un ser humano.

Aunque suene cliché, el dicho es bien cierto: "al mal tiempo, buena cara". Wanderito es el 5º grande de este país y estoy seguro, que la historia terminará con un final feliz, tal como aquel inolvidable año 1992.



JAB